Para una formación científica se deben
tener en cuenta diversos aspectos. En primer lugar, que el objetivo de las
ciencias experimentales es tratar de explicar de manera racional la realidad
natural y los retos tecnológicos que todas las sociedades modernas se plantean.
En segundo lugar, que las ciencias experimentales no son exclusivamente un
conjunto de conocimientos que implican conceptos, leyes y teorías (el saber es
ciencia), también incluyen estrategias, técnicas y habilidades de investigación
relacionadas con la resolución de problemas científico-tecnológicos (el hacer es
ciencia). Si quiere formarse científicamente al alumnado es también necesario
que aprenda todo este conjunto del saber hacer.
La resolución de problemas supone el
desarrollo de contenidos de tipo procedimental como estrategias, diseño y
desarrollo experimental, al igual que la elaboración de informes científicos.
Los procedimientos de investigación incluyen el análisis de problemas, la
formulación de hipótesis de acuerdo con las teorías vigentes, establecimiento
de las variables dependiente, independiente y de control; relaciones entre
variables, diseño y desarrollo experimental (medida, clasificación,
procesamiento, análisis e interpretación de datos). Las conclusiones obtenidas,
por lo general en forma de leyes, se comunican e integran dentro del cuerpo del
conocimiento.
La investigación científica consiste en
un proceso de indagación acerca de algún aspecto de la realidad. Ante su
complejidad, es necesario identificar los problemas, plantearlos y analizarlos de
manera adecuada para poder decidir cuáles son las variables relevantes, así
como formular hipótesis que puedan ser contrastadas. Por tanto, los alumnos
tienen que aprender a diseñar, planificar y realizar pequeñas actividades de
investigación. Entre los elementos que forman parte del aprendizaje científico
están valuar los resultados de la experimentación y deducir de ellos las
conclusiones adecuadas, modificando el camino seguido si es necesario.
La realización de experiencias de
laboratorio implica, entre otros aspectos, su observación, medida y
clasificación. Adquirir la capacidad de observar de forma esmerada, honesta y
rigurosa, es importante para reconocer semejanzas y diferencias, comprender lo
que es significativo y para obtener datos experimentales confiables. Para ello
es necesario el aprendizaje de técnicas y el uso del instrumental científico;
todo ello bajo las normas básicas de buenas prácticas de laboratorio.